martes, 30 de junio de 2009

san antonio cañete


La tumba del brujo peruano Santos Vera Sandoval fue profanada y se llevaron su cabeza porque, según la creencia, quien la posea tendrá más poder, informó este sábado uno de sus hijos. Espiritistas, clarividentes y curanderos convergieron en el norteño pueblo de Túcume, donde está la tumba, y las sospechas sobre la profanación recaen en brujos de otra localidad.Así lo dijo a la AFP Orlando Vera Chozo, el mayor de los 13 hijos de Santos Vera. Los profanadores "son dos brujos que no viven en Túcume pero contaron con el apoyo de algunos pobladores de la zona", aseguró Vera Chozo, curandero y famoso como su padre. El poder del brujo cuando muere se concentra en su cabeza, "se la llevaron pero se encontrarán con el carácter y el espíritu rebelde de mi padre, no lo van a dominar", señaló Orlando, 45 años, por teléfono."Le doy tres o cuatro meses y van a tener que regresar la cabeza de mi padre, eso lo hemos detectado en la mesadas" dijo. Mesadas es la reunión del curandero con los pacientes así como con otros brujos para contactarse con lo espíritus. En esas reuniones se busca conocer lo que está en otro lado de la vida. Santos Vera, nació en Túcume y murió a los 60 años de diabetes en ese lugar donde se encuentran las famosas pirámides de adobe y es considerada como tierra mágica por la enorme energía cósmica que supuestamente se concentra en ese valle.A los ocho años aprendió de su abuelo los primeros secretos del curanderismo. Al morir el abuelo, le dejó a Santos sus poderes y el bastón de madera que había extraído de una de las pirámides de Túcume. Según la leyenda, con ese bastón Santos enfrentó a otros brujos que buscaban su fama. La lucha nunca fue física, sino de poder mental, de brujo a brujo y de espíritu a espíritu. "Siempre venció", dijo su hijo lleno de orgullo y asegura que ahora conserva el bastón y el poder.A sus reuniones llegaban extranjeros a sanar sus males, descubrir enemigos o solucionar problemas de empresa, o de sus familiares. Además, concentró atención en Túcume dejando de lado a los otrora famosos curanderos del vecino distrito de Salas. Para su labor de curandero utilizaba el sampedro, un cactus alucinógeno que crece en zona andina de Perú y que Santos lo traía para trabajar solo los martes y los viernes."Los martes por la buena posición del planeta Marte y los viernes por Venus que es el planeta que tiene que ver con la fuerza y la energía. Nunca los lunes porque es el día de las ánimas y miércoles es de ceniza de los difuntos", señala el hijo mayor del brujo.Esas reuniones congregan a entre 10 y 15 pacientes y una vez limpiado el cuerpo con hierbas y oraciones, cada uno bebe el sanpedro. Los mismo hace el brujo y a través de movimientos recibe los espíritus y comienza a decir los males de cada uno de los asistentes. Luego les receta hierbas, pero también le dice de su pasado, presente y futuro, todo lo que quiere saber.Santos era un experto en curaciones de susto, enfermedades mentales, detectar maldades, pero su especialidad era los "amarres", es decir la tarea de unir parejas cuando se encuentran a punto de separarse. Fuente: AFPLa tumba del brujo peruano Santos Vera Sandoval fue profanada y se llevaron su cabeza porque, según la creencia, quien la posea tendrá más poder, informó este sábado uno de sus hijos. Espiritistas, clarividentes y curanderos convergieron en el norteño pueblo de Túcume, donde está la tumba, y las sospechas sobre la profanación recaen en brujos de otra localidad.Así lo dijo a la AFP Orlando Vera Chozo, el mayor de los 13 hijos de Santos Vera. Los profanadores "son dos brujos que no viven en Túcume pero contaron con el apoyo de algunos pobladores de la zona", aseguró Vera Chozo, curandero y famoso como su padre. El poder del brujo cuando muere se concentra en su cabeza, "se la llevaron pero se encontrarán con el carácter y el espíritu rebelde de mi padre, no lo van a dominar", señaló Orlando, 45 años, por teléfono."Le doy tres o cuatro meses y van a tener que regresar la cabeza de mi padre, eso lo hemos detectado en la mesadas" dijo. Mesadas es la reunión del curandero con los pacientes así como con otros brujos para contactarse con lo espíritus. En esas reuniones se busca conocer lo que está en otro lado de la vida. Santos Vera, nació en Túcume y murió a los 60 años de diabetes en ese lugar donde se encuentran las famosas pirámides de adobe y es considerada como tierra mágica por la enorme energía cósmica que supuestamente se concentra en ese valle.A los ocho años aprendió de su abuelo los primeros secretos del curanderismo. Al morir el abuelo, le dejó a Santos sus poderes y el bastón de madera que había extraído de una de las pirámides de Túcume. Según la leyenda, con ese bastón Santos enfrentó a otros brujos que buscaban su fama. La lucha nunca fue física, sino de poder mental, de brujo a brujo y de espíritu a espíritu. "Siempre venció", dijo su hijo lleno de orgullo y asegura que ahora conserva el bastón y el poder.A sus reuniones llegaban extranjeros a sanar sus males, descubrir enemigos o solucionar problemas de empresa, o de sus familiares. Además, concentró atención en Túcume dejando de lado a los otrora famosos curanderos del vecino distrito de Salas. Para su labor de curandero utilizaba el sampedro, un cactus alucinógeno que crece en zona andina de Perú y que Santos lo traía para trabajar solo los martes y los viernes."Los martes por la buena posición del planeta Marte y los viernes por Venus que es el planeta que tiene que ver con la fuerza y la energía. Nunca los lunes porque es el día de las ánimas y miércoles es de ceniza de los difuntos", señala el hijo mayor del brujo.Esas reuniones congregan a entre 10 y 15 pacientes y una vez limpiado el cuerpo con hierbas y oraciones, cada uno bebe el sanpedro. Los mismo hace el brujo y a través de movimientos recibe los espíritus y comienza a decir los males de cada uno de los asistentes. Luego les receta hierbas, pero también le dice de su pasado, presente y futuro, todo lo que quiere saber.Santos era un experto en curaciones de susto, enfermedades mentales, detectar maldades, pero su especialidad era los "amarres", es decir la tarea de unir parejas cuando se encuentran a punto de separarse. Fuente: AFP

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